
FUNDAMENTOS
Los derivados de leche son fundamentales en la dieta humana debido a sus altos valores nutricionales. Productos como la leche, el yogur y el queso son ricos en proteínas de alta calidad, esenciales para el crecimiento y la reparación de tejidos en el organismo.
Además, estos alimentos son una excelente fuente de calcio, que juega un papel crucial en el desarrollo y mantenimiento de huesos y dientes fuertes. La presencia de vitaminas, como la vitamina B12 y riboflavina, también contribuye a la salud general, apoyando diversas funciones metabólicas.
Otro aspecto relevante es la versatilidad de los derivados lácteos en la gastronomía. Se pueden incorporar en una amplia variedad de platos, desde desayunos hasta postres, lo que facilita su inclusión en la dieta diaria.
Además, productos fermentados como el yogur y el kéfir no solo aportan nutrientes, sino que también contienen probióticos que benefician la salud intestinal.
Estos microorganismos ayudan a equilibrar la flora intestinal, lo que puede mejorar la digestión y fortalecer el sistema inmunológico.
Finalmente, el consumo de derivados de leche también tiene implicaciones culturales y económicas.
En muchas sociedades, estos productos son parte integral de tradiciones culinarias y celebraciones, lo que refleja su importancia en la vida social.
Desde el punto de vista económico, la industria láctea representa una fuente significativa de empleo y ingresos en muchas regiones, contribuyendo al desarrollo rural y a la seguridad alimentaria. En resumen, los derivados de leche son cruciales no solo por sus aportes nutricionales, sino también por su papel en la cultura y la economía.